INVESTIGACION EL DÍA DE LOS DIFUNTOS
Día
de los Fieles Difuntos
La
tradición de asistir al cementerio para rezar por las almas de quienes ya abandonaron este
mundo, está acompañada de un profundo sentimiento de devoción, donde se tiene
la convicción de que el ser querido que se marchó y pasará a una mejor vida,
sin ningún tipo de dolencia, como sucede con los seres terrenales.
En
el centro y sur de México y en América Central (que en conjunto componen la
región conocida como Mesoamérica) esta celebración se combinó
con elementos de indigenismo y del sincretismo resultó una original celebración
en el Día de Muertos, distinta de las otras naciones
católicas. Esta fiesta incluye por tradición un Altar de muertos que consiste en una serie de
adornos florales acompañados de la comida favorita del difunto; además de
fotografías y otros detalles.
En
las zonas andinas de Sudamérica, especialmente en Ecuador, Perú yBolivia, la costumbre es preparar e
intercambiar entre familiares y amigos lasguaguas de pan para consumir con la colada morada que en algunas áreas rurales son
también ofrendas principales en los cementerios.
En Argentina simultáneamente se conmemora el
Día de los Muertos por la Patria, instituido a partir de la iniciativa del
profesor correntino Dr. José Alfredo Ferreira, en el año 1910.
DÍA
DE MUERTOS EN MÉXICO
El Día
de Muertos es una
celebración mexicana de origen mesoamericano1que honra a los difuntos el 2 de noviembre, comienza desde el 1 de noviembre, y coincide con las
celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos.
Es
una festividad que se celebra en México y en algunos países de América Central, así como en muchas comunidades
de los Estados Unidos, donde existe una gran
población mexicana y centroamericana. La Unesco ha declarado la festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.2Existe en Brasil una celebración similar conocida
como Dia dos Finados, aunque esta festividad no tiene las
mismas raíces prehispánicas que el Día de los Muertos.
El culto a la muerte en México no es algo
nuevo, pues ya se practicaba desde fechas próximas al año 1800 a.C. Así mismo,
en el calendario mexica que se localiza en el Museo de Antropología, se puede
observar que entre los 18 meses que forman este calendario, había por lo menos
6 festejos dedicados a los muertos. Los evangelizadores cristianos de tiempos
coloniales aceptaron en parte las tradiciones de los antiguos
pueblos mesoamericanos para poder implantar el cristianismo entre dichos
pueblos.
Los
orígenes de la celebración del Día de Muertos en México son anteriores a la llegada de
los españoles. Hay registro de celebraciones en las etniasmexica, maya, purépecha y totonaca. Los rituales que celebran la vida
de los ancestros se realizan en estas civilizaciones por lo menos desde hace
tres mil años. Entre los pueblos prehispánicos era común la práctica de
conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
El
festival que se convirtió en el Día de Muertos se conmemoraba el noveno mes del calendario solar mexica, cerca del inicio de agosto, y
se celebraba durante un mes completo. Las festividades eran presididas por la diosaMictecacíhuatl, conocida como la “Dama de la
Muerte” (actualmente relacionada con “la Catrina”, personaje de José Guadalupe Posada) y esposade Mictlantecuhtli, Señor de la tierra de los
muertos. Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las
vidas de parientes fallecidos.
El
paso de la vida a la muerte es un momento emblemático que ha
causado admiración, temor e incertidumbre al ser humano a través de la
historia. Por muchos años, en diversas culturas se han generado creencias en
torno a la muerte que han logrado desarrollar toda una serie de ritos y
tradiciones ya sea para venerarla, honrarla, espantarla e incluso para burlarse
de ella. México es un país rico en cultura y tradiciones; uno de los
principales aspectos que conforman su identidad como nación es la concepción
que se tiene sobre la vida, la muerte y todas las tradiciones y creencias que
giran en torno a ellas.
De
cualquier modo, hay que destacar que esta celebración no es propia de
todos los mexicanos puesto que, pasa a ser una fiesta que se ha convertido en
un símbolo
nacional y que como tal es enseñada (con fines
educativos) en las escuelas del país, existen muchas familias que son más
apegadas a celebrar el “Día de todos los Santos” como lo hacen en otros países católicos. Además, cabe mencionar la
fuerte influencia de los Estados Unidos que, al menos en
zonas fronterizas, se evidencia con la presencia de la fiesta conocida como Halloween, la cual se celebra cada año
con más frecuencia y en un mayor número de hogares. De ahí también que exista
una inquietud entre los propios mexicanos de querer preservar el Día de Muertos
como parte de la cultura mexicana sobre otras celebraciones parecidas.
Sin embargo muchos mexicanos consideran que
el Día de Muertos al ser una fiesta sincrética es capaz de convivir y adoptar
otros festejos no tradicionales de manera sana, permitiendo el uso de los
disfraces, sin restar su importancia cultural y ni poner en riesgo su
existencia en México, continuando un
proceso de transformación cultural que se ha venido desarrollando durante los
últimos siglos.
La celebración en el mundo mesoamericano
Detalle
de una ofrenda en ITESM CCM
Elaboración
de calavera gigante para festividad del Día de muertos en el Museo Nacional de
Las Culturas Populares, Coyoacán, Ciudad
de México.
Para
los antiguos mesoamericanos, la muerte no tenía las connotaciones morales de la
religión católica, en la que las ideas de infierno y paraíso sirven para castigar o premiar.
Por el contrario, ellos creían que los rumbos destinados a las almas de los
muertos estaban determinados por el tipo de muerte que habían tenido, y no por
su comportamiento en la vida.
De esta forma, las direcciones que podrían
tomar los muertos son:
El
Tlalocan o paraíso de Tláloc, dios de la lluvia. A este
sitio se dirigían aquellos que morían en circunstancias relacionadas con el
agua: los ahogados, los que morían por efecto de un rayo,
los que morían por enfermedades como la gota o la hidropesía, la sarna o las bubas, así como también
los niños sacrificados al dios. El Tlalocan era un lugar de reposo y de abundancia.
Aunque los muertos generalmente se incineraban, los predestinados a Tláloc se
enterraban, como las semillas, para germinar.
El Omeyocán, paraíso del sol, presidido por Huitzilopochtli, el dios de la guerra. A este
lugar llegaban sólo los muertos en combate, los cautivos que se sacrificaban y
las mujeres que morían en el parto. Estas mujeres eran comparadas a los
guerreros, ya que habían librado una gran batalla, la de parir, y se les
enterraba en el patio del palacio, para que acompañaran al sol desde el cenit
hasta su ocultamiento por el poniente. Su muerte provocaba tristeza y también
alegría, ya que, gracias a su valentía, el sol las llevaba como compañeras.
Dentro de la escala mesoamericana de valores, habitar elOmeyocan era un privilegio.
El Omeyocan era
un lugar de gozo permanente, en el que se festejaba al sol y se le acompañaba
con música, cantos y bailes. Los muertos que iban alOmeyocan, después de cuatro años,
volvían al mundo, convertidos en aves de plumas multicolores y hermosas. Morir
durante la guerra era considerada como la mejor de las muertes por los mexicas.
Para ellos, a diferencia de otras culturas, dentro de la muerte había un
sentimiento de esperanza, pues ella ofrecía la posibilidad de acompañar al sol
en su diario nacimiento y trascender convertido en pájaro.
El
Mictlán,
destinado a quienes morían de muerte natural. Este lugar era habitado por
Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, señor y señora de la muerte. Era un sitio muy
oscuro, sin ventanas, del que ya no era posible salir.
El
camino para llegar al Mictlán era
muy tortuoso y difícil, pues para llegar a él las almas debían transitar por
distintos lugares durante cuatro años. Luego de este tiempo, las almas llegaban
al Chicunamictlán, lugar donde descansaban o desaparecían las almas de los
muertos. Para recorrer este camino, el difunto era enterrado con un perro
llamado Xoloitzcuintle (raza
canina sin pelo), el cual le ayudaría a cruzar un río y llegar ante
Mictlantecuhtli, a quien debía entregar, como ofrenda, atados de teas y cañas
de perfume, algodón(ixcátl), hilos colorados y mantas. Quienes iban al
Mictlán recibían, como ofrenda, cuatro flechas y cuatro teas atadas con hilo de
algodón.
Detalle de un altar de muertos.
Por
su parte, los niños muertos tenían un lugar especial, llamadoChichihuacuauhco, donde se
encontraba un árbol de cuyas ramas goteaba leche, para que se alimentaran. Los
niños que llegaban aquí volverían a la tierra cuando se destruyese la raza que
la habitaba. De esta forma, de la muerte renacería la vida.
Los
entierros prehispánicos eran acompañados de ofrendas que contenían dos tipos de
objetos: los que, en vida, habían sido utilizados por el muerto, y los que
podría necesitar en su tránsito al inframundo. De esta forma, era muy variada
la elaboración de objetos funerarios: instrumentos musicales de barro, como ocarinas, flautas, timbales y sonajas en
forma de calaveras; esculturas que representaban a los dioses mortuorios,
cráneos de diversos materiales (piedra, jade, cristal), braseros,
incensarios y urnas.
Las
fechas en honor de los muertos son y eran tan importantes que les dedicaban dos
meses. Durante el mes llamado Tlaxochimaco se llevaba a cabo la celebración
denominada Miccailhuitontli o fiesta de los muertitos, alrededor del 16 de
julio. Esta fiesta iniciaba cuando se cortaba en el bosque el árbol llamado xócotl,
al cual le quitaban la corteza y le ponían flores para adornarlo. En la
celebración participaban todos, y se hacían ofrendas al árbol durante veinte
días.
En
el décimo mes del calendario se celebraba la Ueymicailhuitl o fiesta de los
muertos grandes. Esta celebración se llevaba a cabo alrededor del 5 de agosto,
cuando decían que caía el xócotl. En esta fiesta se realizaban procesiones que
concluían con rondas en torno al árbol. Se acostumbraba realizar sacrificios de
personas y se hacían grandes comidas. Después, ponían una figura de bledo en la
punta del árbol y danzaban, vestidos con plumas preciosas y cascabeles. Al
finalizar la fiesta, los jóvenes subían al árbol para quitar la figura, se
derribaba el xócotl y terminaba la celebración. En esta fiesta, la gente
acostumbraba colocar altares con ofrendas para recordar a sus muertos, lo que
es el antecedente del actual altar
de muertos.3
Desde
antes de la llegada de los españoles, antes de que la religión católica fuera
impuesta en Mesoamérica, muchas de las culturas prehispánicas tenían la
creencia de una vida después de la muerte. Por ejemplo, de acuerdo a Luis Ramos, en
su libro Culturas Clásicas Prehispánicas en la cultura maya, cuando una persona
moría, su alma iba al “inframundo” (conocido por ellos como Xibalbá). Según sus
creencias, para llegar a este lugar, las almas debían de cruzar un río con la
ayuda de un xoloitzcuintle; es por eso que dentro de los ritos funerarios de
los mayas se encontraba el de enterrar a un perro de esta raza junto con la
persona fallecida, de lo contrario, correría el riesgo de no llegar a Xibalbá y
quedarse en el camino. Después, esta creencia se vio reafirmada con la
introducción a la cultura de la religión católica; de acuerdo a la religión
católica (religión predominante en México) existe la idea de un cielo y un
infierno a donde las almas se dirigen cuando uno muere (dependiendo de su
comportamiento en vida), es decir, la creencia de una vida después de la
muerte.
HEMOS LLEVADO A CABO ESTA INVESTIGACIÓN
ACERCA DEL DÍA DE LOS DIFUNTOS PORQUE QUERIAMOS HACER UNA COMPARACIÓN DE
TRADICIONES EN CADA PAIS RESPECTIVAMENTE EN ESTA VEZ HEMOS INVESTIGADO LAS
TRADICIONES REALIZADAS EN MÉXICO EL 2 DE NOVIEMBRE Y AHORA LES DESCRIBIREMOS
CUALES SON LAS TRADICIONES QUE AUN LAS PRACTICAN NUESTROS INDÍGENAS ECUATORIANOS,
HICE LA VISITA A UNO DE LOS CEMENTERIOS DE OTAVALO:
El Día de los Difuntos es una fecha que se vive de diversas formas en la provincia. En Otavalo, esta época tiene fundamental importancia, especialmente para el sector indígena.
Se lo denomina “ritual de los muertos” , fecha que se presenta el 2 de noviembre, día de los difuntos. Para los moradores indígenas de Otavalo y en general de la provincia, los muertos ocupan un sitio importante en su vida.
Dentro de las costumbres se cree que continúan vivos en otro espacio, ayudándoles y por eso asisten al cementerio a contarles que han sembrado por lo que solicitan su ayuda para cuidar los sembríos.
Pero a más de noviembre, dentro de las costumbres indígenas hay otros días destinados a los muertos como son: Año Nuevo por ser una ocasión especial, Jueves Santo y Domingo de Resurrección. También en Ascensión, San Juan, San Pedro. Este periodo del año lo dedican a conversar con sus antepasados.
Según comentan varios indígenas, en esta temporada aparecen cachos o escarabajos de diversos colores, mismos que al aparecer demuestran que se está viviendo el tiempo de las almas y hay que dar los primeros cuidados a los sembríos.
En los cementerios de Otavalo y Cotacachi se puede aún observar como celebran el día de los fieles difuntos con un rito antiguo. Ellos mantienen un contacto con el difunto con una comida en el cementerio y sobre la tumba.
Se cree que cada año el muerto vuelve y se prepara lo que más le gustaba. Los vivos esperan que el invitado haya terminado de comer y posteriormente ellos se sirven lo que prepararon con anterioridad.
Acostumbran además a poner sobre las tumbas los artículos que eran importantes o de valor para el difunto. Se puede observar como llevan comida entre lo que destaca el maíz tostado, choclos, fréjol, pan, plátano, champús y lo comparten con quien reza por el alma de la persona que ya no está presente físicamente.
A pesar que este tipo de tradiciones se están perdiendo en los jóvenes, los adultos las recuerdan y respetan, por cuanto son parte importante de la tradición de su pueblo.
Para los mestizos imbabureños
En el sector mestizo de Imbabura, los habitantes acostumbran arreglar las tumbas y nichos en los cementerios.
Desde tempranas horas del 1 de noviembre se puede observar a muchas personas, quienes generalmente visten de negro, visitan a sus seres queridos, limpian, arreglan y pintan las tumbas ne las que reposan los restos. Depositan flores, coronas y tienen momentos de meditación. Las campanas de la iglesia suenan elevando al cielo un coro de plegarias. Alrededor de los cementerios generalmente hay venta de flores, tarjetas, bebidas y comidas típicas de la fecha.
A pesar de las lluvias constantes que se han presentado las personas acudieron a visitar a sus familiares en los cementerios y recordar los tiempos en que fueron parte de su vida diaria.
CONCLUSION:
FUE UNA VISITA EDUCATIVA ADEMAS DE
RELIGIOSA PORQUE PUDE CONSTATAR LAS TRADICIONES QUE AUN PRACTICAN NUESTROS
INDIGENAS ECUATORIANOS Y NOS LLENA DE ORGULLO SABER QUE ELLOS MANTIENEN
VIVAS LAS TRADICIONES QUE ESTAN PERDIDAS EN LAS CIUDADES, ESTOS PUEBLOS
DEMUESTRAN SU HUMILDAD Y SU FE ANTE SUS SERES QUERIDOS.
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